Cuaderno del Sherpa

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jueves, 25 de septiembre de 2014

¿Soy un buen líder? Las 13 claves para una gestión coherente


Hay mucha literatura en cuanto a liderazgo, jefes, jefas, equipos…

Pero más allá de tópicos y lugares comunes, nosotros queremos ofrecerte nuestro punto de vista sobre lo que debe y lo que no debe ser ni hacer un/a verdadero/a líder de un proyecto empresarial. Un líder que despierte la adhesión y el apoyo de su equipo de forma libre y voluntaria.  Estas 13 sencillas claves te ayudarán a conseguirlo y harán que tu empresa funcione todavía mejor.

1. Aborda los conflictos ya. No dejes que se alarguen y se enquisten. Las consecuencias de un conflicto alargado en el tiempo se agravan y dañan al proyecto. Esconder la cabeza bajo ala solo puede ser fuente de mayores problemas, ante los conflictos hay que coger el toro por los cuernos.

2. Ofrece autonomía y sistemas de trabajo a tus empleados. Es decir, ofrece libertad pero dentro de protocolos fiables de trabajo. Todo puede implementarse, pero la forma cómo se implementan las novedades debe estar regulada.

3. Consúltale a tus empleados. ¿Qué mejorarían ellos? ¿Cómo lo harían? No olvides que ellos/as conocen el día a día perfectamente. ¡Debes tenerlos en mente como los mejores asesores que tienes a mano!

4. Debes estar disponible para tus empleados cuando éstos quieran expresarte sus dudas, problemas, consultas, sugerencias…

5. No te relaciones desde los sentimientos, sino desde la misión. Esto es especialmente cierto para los sentimientos negativos: da igual que estés enfadado/a, con cansancio, incluso da igual que tengas razón en un conflicto: evita relacionarte desde la ira, el enfado, la censura... ¡Solo multiplicarás los conflictos! Al margen de lo que sientas por dentro, relaciónate desde lo que has decidido, desde la misión empresarial.

6. Asigna a cada carácter su perfil profesional y funciones idóneas. Así mejorarán considerablemente los rendimientos. ¡No obligues a una persona tímida a gestionar la labor comercial, ni obligues a una persona creativa y social a llevar únicamente la contabilidad!

7. Agradece lo que te gusta de alguien. Exprésalo.

8. Implica a los empleados en los procesos de selección. Aunque tengas la última palabra, pregúntales si les parece bien la persona con la que van a trabajar todos los días. ¡Necesitamos equipos cohesionados!

9. Seduce a tus empleados y a tus proveedores tanto como lo haces con tus clientes. Comunica la misión, el “porqué”, el “cómo” y las metas.

10. Celebra con ellos las metas u objetivos cumplidos. Las celebraciones cohesionan y motivan los equipos.


10. Incrementa el coeficiente emocional de tus empleados. Gestiona y estimula sus relaciones y su empatía. No dudes en facilitarles formación sobre inteligencia emocional si quieres, los beneficios serán grandes.

12. Los novatos necesitan mentores. Los mentores necesitan tiempo y reconocimiento de su función. Expresa este reconocimiento de forma explícita.

13. Enseña con el ejemplo. Motiva con tu acción: eres quien lidera el proyecto.
                         
Siguiendo y aplicando estos sencillos consejos (aunque no siempre fáciles de aplicar), nuestros equipos de trabajo se sentirán bien y se adherirán, de forma libre y voluntaria, a nuestra misión empresarial

lunes, 15 de septiembre de 2014

Encontrando la motivación necesaria


La mente es poderosa. Nos puede hacer saltar de la cama el lunes por la mañana pensando “tengo una misión, voy a por ella”, o nos puede hacer prácticamente imposible la misma tarea. La cantidad y calidad del descanso, la alimentación, el estilo de vida… influyen, pero lo más determinante es la actitud mental, la motivación o des-motivación.

El empresario y la empresaria deben tener energía, mucha energía. Sin energía, cualquier proyecto se convierte en una montaña imposible de escalar. Pero… ¿de dónde sacarla? ¿de dónde hacer salir toda la energía que necesitamos?

De nuestra mente, ahí encontraremos o no nuestra motivación.

Si le preguntáis a cualquier persona (empresarios o no) cuál es su motivación para levantarse por la mañana y cumplir con su misión, casi seguro que el 90 % de la gente responde “el dinero, el sueldo”. Incluso algunos/as afirman que aquellos que aseguran que no es el dinero su motivación (o al menos no la principal), mienten.

Es absolutamente legítimo que la motivación del trabajo sea el dinero, de hecho, es fundamental que el esfuerzo, el buen trabajo y la consecución de objetivos sean recompensados con éxito económico. Pero puede ser un arma de doble filo, puede ser un mal argumento para nosotros mismos.

Y es que cuando una motivación resulta tan cuantificable, tan exacta, tan matemática, nos volvemos esclavos de las cifras y de los resultados, y nuestra motivación sube y baja en función de algo tan frío (y variable) como los ingresos que entran en nuestra cuenta bancaria empresarial. Podemos enfrentarnos a impagos, a retrasos, a circunstancias ajenas al servicio o producto ofrecido, ajenas a nosotros y nosotras, y esto puede hacer mella en nuestra motivación.

Porque… ¿de qué sirve mi esfuerzo si no me lucro con él? ¿Qué obtengo?

Esto que os propongo a continuación, es un punto de vista muy personal. Una forma de encontrar la motivación necesaria mucho más efectiva que el dinero en sí mismo, y es la siguiente:

Mi motivación es saber que trabajo para obtener y ofrecer un producto o servicio de la máxima calidad posible, el mejor posible. Un producto o servicio tan bueno que mis clientes están realmente deseosos de comprarlo y desean pagarme con él y lo hacen con verdadero agradecimiento y lo recomiendan y hablan de él. Mi motivación es saber que ofrezco algo que es excelente, que beneficia a quienes lo adquieren, y que aquellos que lo adquieren sienten agradecimiento hacia mí.

Vale, pero… ¿y el dinero? El dinero es una consecuencia inevitable de cumplir bien con mi misión, con mi empresa y con mis clientes.

De esta forma, viendo el dinero como un “algo secundario”, como una consecuencia y no como un objetivo en sí mismo, y poniendo la misión de mi empresa en la primera línea de mis prioridades, no sólo encuentro mayor y mejor motivación, sino que también mejora la situación económica de la empresa, al mejorar el producto, el servicio y la aceptación del cliente.

He afirmado que lo anterior es, simplemente, un punto de vista muy personal. Pero os invito a experimentar lo que ocurre cuando lo llevéis a la práctica en vuestra empresa y a verificar sus resultados.

Proponeos mantener este enfoque durante unas pocas semanas y verificad lo que sucede. Veréis que vuestra motivación se multiplica, pero que también las ventas crecen y que el incremento del dinero es una consecuencia inevitable.
Verificadlo y dejaréis de trabajar por dinero, si alguna vez lo habéis hecho. Desde ese momento, esta opinión mía también será vuestra experiencia personal verificada, vuestro "punto de vista muy personal".

Probadlo y ya me contaréis....