viernes, 24 de julio de 2015

Instrucciones para ser feliz: no confundirse con los sentimientos

Hoy me encontraba con una amiga en el mercado. Al preguntarle cómo le iban las cosas me dice que podrían ir mejor. Me cuenta que le cuesta ser feliz ahora, se siente confundida y triste.

Creo que se equivoca. Creo que está confundiendo sentirse alegre con ser feliz. Si queremos ser felices debemos ser capaces de no confundirnos con los sentimientos.

Me explico.

Cuando estoy contento y tengo la energía alta es un buen momento para gozar. Lo que debo hacer en esas circunstancias es disfrutar de lo que vivo, gozar del instante lleno de alegría. Sencillo, ¿verdad?

¿Pero qué hacer cuando estoy triste o otros sentimientos negativos me embargan?

Aunque parezca extraño, para crecer interiormente es mucho mejor esta segunda circunstancia, pues nos ayuda a trabajar las áreas de nuestra vida que todavía no hemos conquistado. Cuando lo hayamos hecho (y para ello, el autoconocimiento, la limpieza de los traumas inconscientes y las siete herramientas del amor son fundamentales) la paz interior y la felicidad serán continuas y permanentes.

Cuando deseamos crecer interiormente, debemos bendecir y agradecer los momentos emocionalmente convulsos porque son un ocasión extraordinaria de crecimiento. Dicen que una mar en calma nunca ha dado experiencia a ningún capitán de barco. Cuando nuestras emociones están revueltas, como un mar en marejada, es una ocasión de oro para recordarnos que "nuestra paz es demasiado importante como para que las cosas que nos preocupan nos la roben", para recordarnos que "ocurra lo que ocurra, sienta lo que sienta, he tomado la firme decisión de hacerme feliz" y para, finalmente, intentar comprender qué es lo que no estamos aceptando.

Cuando la aceptación sea un hecho ­y nada que no se comprenda puede aceptarse­, mis sentimientos y emociones volverán a amainar, mi energía subirá y mi felicidad brillará con claridad.

¡Los momentos difíciles son los más útiles! ¡En los momentos más difíciles es cuando recordarnos nuestra promesa de hacernos felices dará más fruto!

Por eso escribo ahora este breve artículo: para compartirlo con mi amiga que esta mañana me decía en el mercado que las cosas podían irle mejor porque anímicamente estaba triste. Es al contrario, justo porque ahora tengo tristeza puedo dar un paso de gigante en mi forma de tratarme. ¡Que ningún sentimiento me diga si soy o no soy feliz! La felicidad no es un sentimiento ­ aunque sí lo sea la alegría o la tristeza, por ejemplo­, sino la decisión de comprender lo que vivo, para aceptarlo de pleno corazón.

Yo me prometo hacerme feliz en toda ocasión. ¿Y tú?

3 comentarios:

  1. ¡Qué acertadas son tus palabras! Hemos confundido la felicidad con la alegría y nos hemos creído que la tristeza es mala de por sí, cuando es un sentimiento importante en nuestras vidas.

    ResponderEliminar
  2. A veces no lo pienso tanto.. simplemente vivo y disfruto de mi alrededor es cuando me ofusco, o me entran los miedos... esos son los que me hacen sufrir, entonces recapacito.. pero siempre estan ahi.. latentes.. esperando a florecer por una u otra razon.

    ResponderEliminar
  3. sabes interesante tema, la vida me ha ensenado que cada experiencia aprendo y le doy gracias a DIOS por permitirme vivir ese momento malo o bueno se aprende, para la vida y aun para otros compartir lo que hemos vivido y como lo superamos. muchas gracias.

    ResponderEliminar