Cuaderno del Sherpa

El Blog de Daniel Gabarró

Autoconocimiento

y Crecimiento Personal

Educación

e Innovación

Empresa,

Organizaciones y Valores

domingo, 2 de agosto de 2015

Monopatín y espiritualidad

Ir en monopatín es muy fácil: basta con mantener el equilibrio sobre la tabla mientras, aprovechando la inercia y otras leyes básicas de la física, nos movemos en la dirección decidida.

De este modo, es muy sencillo hacer filigranas, tirabuzones, saltos al vacío, bajar escaleras, saltar pequeños abismos...

Naturalmente, nadie con dos dedos de frente creerá que, con la explicación anterior, ya habrá aprendido a patinar. Nadie, con un mínimo de sensatez, creerá que, tras leer un libro sobre monopatines, o tras mirar unos vídeos de skaters en YouTube podrà patinar y hacer las acrobacias de skaters profesionales.

El monopatín requiere práctica, práctica y más práctica. Horas y horas. Caer y volver a subirse a la tabla. Una y mil veces.

No es posible dominar el monopatín sin caerse de la tabla cientos y cientos de veces. El problema no es caerse, sino rendirse, no practicar. El objetivo, por tanto, es practicar, perseverar.

Si practicamos lo suficiente, algún día dominaremos el monopatín. Algunas personas lo dominarán antes que otras, pero cualquier persona con un mínimo de movilidad, podrá dominar el monopatín si practica los meses o años suficientes.

Y, ¿cuál es la relación entre el monopatín y la espiritualidad?

Pues una muy obvia, pero que a menudo olvidamos:

Igual que, para dominar el monopatín necesitamos caer y volver a levantarnos mil veces... para integrar las enseñanzas espirituales también hemos de practicar una y mil veces.

¿Por qué mágico motivo hemos de suponer que nuestro despertar interior tiene que ser automático una vez leído un libro o escuchado una persona sabia? ¿Cómo podemos creer que despertar interiormente y mantener la paz y la felicidad de forma permanente es más fácil que deslizarse sobre un monopatín?

Tener información de sabiduría no es suficiente. Nos hace falta integrarla con práctica y más práctica.

Así que la próxima vez que veas que tu práctica no está al nivel de la teoría de los grandes libros espirituales, recuerda, simplemente, que te has caído del monopatín y que tienes la oportunidad de volverte a subir.

La principal diferencia entre nosotros y los/las grandes skaters son horas de práctica.
La principal diferencia entre nosotros y los/las grandes maestros/as espirituales son horas de práctica.

¡Subamos, con alegría, al monopatín de la espiritualidad las veces que haga falta! ¡A practicar!