Cuaderno del Sherpa

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lunes, 11 de mayo de 2015

Si me amas no me salves

Un nuevo artículo que he publicado en la revista Verdemente:


domingo, 5 de abril de 2015

Herramientas para aprender a amar (1 y 2)

El artículo de abril que acabo de publicar en la revista Verdemente:


martes, 10 de marzo de 2015

El amor no es un sentimiento

Comparto con vosostras/os el artículo “El amor no es un sentimiento” que he publicado en la revista Verdemente.


jueves, 4 de diciembre de 2014

Entrevista revista Verdemente

Comparto con vosotros una entrevista que ha publicado la revista madrileña VERDEMENTE. Se trata de una entrevista larga, pero que toca muchos temas. Espero que os resulte inspiradora.




ENTREVISTA con Daniel Gabarró, docente, psicopedagogo y asesor de empresas

“La felicidad es nuestra obligación”

- Entrevista: Mario Martínez -

Cómo comprender que la espiritualidad no distingue entre un gobierno, una empresa, un colegio o un grupo social? Es posible que primero debamos mirar si hemos hecho la tarea, si hemos colocado a la felicidad en el centro de nuestra vida, si hemos despertado. Sólo entonces cabría preguntarse si un cambio de paradigma en la sociedad sería viable. O si nos quedaremos siempre esperando que las cosas se resuelvan desde afuera hacia adentro.

Se llaman sherpas los miembros de algunas tribus de Nepal que viven en los Himalayas y que durante siglos han dedicado su esfuerzo y sus vidas a servir como guías de quien buscara un camino de ascensión a las montañas. A muchos de los que conocen a Daniel Gabarró les gusta llamarle con ese apelativo y a él no le disgusta, al punto de que se presenta a sí mismo como un “sherpa espiritual”, un guía cuya tarea es la de inspirar, acompañar y transformar, ya sea que se trate de una persona, una empresa o una organización social.
Mario Martínez: ¿Qué es la espiritualidad para ti?
Daniel Gabarró: Es la capacidad de darme cuenta de que formo parte de una unidad, y aportar a esa unidad, de forma consciente, mi felicidad y todas mis capacidades.
M.M.: ¿Y cómo la has desarrollado?
D.G.: Gracias a unos maestros que me han acompañado a lo largo de mi vida, y también gracias a muchos errores a los que estoy profundamente agradecido, y a un trabajo constante. La felicidad como la espiritualidad es una decisión, y por lo tanto haberla tomado forma parte del proceso.
M.M.: Es decir que la felicidad y la espiritualidad van juntas…
D.G.: Para mi van muy unidas, porque si Dios es amor, y Amor es una de las caras de la felicidad, significa que cuando estoy feliz, es porque SOY, porque me reconozco, porque florezco como lo que estoy llamado a ser, y en tanto que soy feliz puedo compartir mi felicidad.

M.M.: ¿Qué ocurre con quienes están en un camino espiritual pero no se sienten felices?
D.G.: Las personas que no son felices en este momento y creen que están en un camino espiritual, lo
primero que deberían preguntarse es si los errores que están viviendo ahora les están ayudando a ir hacia adelante, y por lo tanto no es algo negativo. Lo digo porque el dolor nos lleva a darnos cuenta de donde están los errores. ¿Estos errores me están ayudando? Y si la respuesta es que sí, pues adelante, es como aprender a multiplicar, me estoy equivocando pero cada vez multiplico mejor. 

La segunda pregunta que uno debería hacerse es: ¿esta infelicidad es transitoria, es decir, forma parte
de un aprendizaje? Porque hay algunas visiones de la espiritualidad, creo que bastante terroristas y erróneas, que nos dicen que este planeta, esta vida nuestra, es un valle de lágrimas. Y eso no es así, sino que es una oportunidad para descubrirnos.
La tarea de un sherpa
M.M.: ¿En qué consiste tu trabajo de inspirar, acompañar y transformar, tanto a personas como a organizaciones?
D.G.: Inspirar forma parte del trabajo para que la gente se dé cuenta de que la respuesta está siempre dentro y no fuera; acompañar, forma parte de la tarea para que las personas vivan este proceso de descubrirse, descubrir su verdad, su felicidad, como una cosa fácil, en la que no hay que tener miedo sino tener gozo, alegría, y el acompañamiento por alguien siempre ayuda mucho. Transformar significa tener la capacidad de ayudar a las personas a que den la vuelta a su vida como a un calcetín, a decir ¿cuál es el centro de mi vida? El centro de mi vida es la felicidad, el propósito de mi vida es que yo sea feliz, es el propósito de las personas, pero también de la economía, de las parejas, de la educación… ¿Cómo hemos podido olvidar eso? Para darme cuenta de que no es cierto que primero es la obligación y luego la devoción, sino que la devoción, la felicidad es nuestra obligación.
M.M.: ¿Y qué herramientas utilizas en ese trabajo?
D.G.: Básicamente las herramientas que utilizo son la auto-observación, la ternura y  el amor hacia uno mismo, y el darme cuenta de que igual que una bellota lleva dentro de ella un roble, también mi identidad, mi esencia lleva dentro de mí la persona completa que voy a llegar a ser, que estoy llamada a ser. Por lo tanto esas herramientas son la auto-observación, la conciencia, la presencia y sobre todo el Amor, que lo transforma todo. Pero aquí quiero llamar la atención porque, desde mi experiencia, el Amor no tiene que ver con los sentimientos sino con la decisión de querer el máximo bien para mí mismo.
M.M.: ¿A qué le llamas “estar consciente”?
D.G.: El tema de la conciencia para mí es básico. Porque ¿qué somos nosotros? Nosotros somos una conciencia, que se da cuenta de Ser, una conciencia que se da cuenta de ser capacidad de comprender, de ser capacidad de relacionarse, de sentir, de transformar el mundo. En ese sentido, solo desde el momento en que yo puedo darme cuenta de quién soy, es decir, a partir del momento en que puedo vivirme a mí mismo actuando de forma presente, en el aquí y el ahora, solo en esos momentos puedo decir que yo estoy vivo. Que yo estoy despierto. Que yo estoy presente. Mientras yo no estoy consciente, de hecho estoy “expulsado del paraíso”, estoy confundido con mi ego, con mi personaje, con mi programación, con el parásito, con el pecado original. Soy consciente cuando me doy cuenta de Ser y habito mi propia vida dándome el amor que necesito para despertar, sabiendo que soy perfecto puesto que soy creación a imagen y semejanza de la divinidad… Solo en ese momento aparece de nuevo el reino de Dios, yo vuelvo a estar en el paraíso, mi vida tiene sentido. ¿Por lo tanto la conciencia qué es? Es la llave, la que nos lleva de nuevo a nuestra esencia. Sin conciencia no puedo volver a nacer, no puedo volver otra vez al paraíso. Es darme cuenta de que soy Yo el que se da cuenta, ocupar mi atención, el estar aquí y ahora.
M.M.: Alguna vez has dicho que envejecer no necesariamente es madurar…
D.G.: Tiene que ver con el largo proceso del auto-conocimiento, que podría ser mucho más corto cuanto más intención pongamos. La felicidad es una decisión, el crecimiento es una decisión y la pregunta es si hemos decidido poner esta decisión en el centro de nuestra vida. A veces me doy cuenta de que hay mucha gente que no se ha puesto las pilas y que no ha puesto en el centro de su vida ni su felicidad ni su auto-conocimiento, que en realidad son dos cosas íntimamente relacionadas. Por lo tanto esas personas envejecen pero no aprenden. Es una pena, pero forma parte de la libertad humana y la respeto.
M.M.: ¿Cuál es la orientación para quienes aún no han tomado esa decisión?
D.G.: La orientación sería “deja de creer ciegamente”, no creas en nada, limítate a observar, limítate a comprobar, verifica lo que te cuentan. Encarna tú mismo todo lo que te dicen, de modo que no te quedes esperando ser salvado sino que tú te conviertas en aquello divino, en la experiencia de la divinidad misma expresándose en la vida. Es decir, si te encuentras a Buda por el camino, mátalo. No creas en Buda, no creas en Cristo, no creas en los demás, cree en lo que has verificado. Es la instrucción. Por eso el camino es la auto-observación, es el auto-conocimiento. Pero no hay que creer nada, creer nos aleja de la verdad. Ya hemos creído bastantes cosas, hay que empezar a experimentar en primera persona, y darse cuenta de que nuestra obligación es encarnar la divinidad en esta tierra y esto no es algo inalcanzable, sino algo posible aquí y ahora. La felicidad aquí y ahora es absolutamente posible, es más, es nuestro origen y por lo tanto es nuestro destino.
Espiritualidad, sociedad y política
M.M.: Cuando se habla de espiritualidad muchas veces se confunde con religión…
D.G.: Sí, es cierto. La religión es una forma determinada de intentar alcanzar lo trascendente. Pero en este momento histórico hay muchas personas que intentan alcanzar lo trascendente al margen de las religiones, y eso está bien. Yo creo que estamos en un momento en que podemos diferenciar los caminos históricos, que son excelentes, de los caminos personales que no necesariamente tienen que estar dentro de una religión, y también son excelentes. Yo animo a la gente a seguir religiones si la sienten dentro de su corazón, pero les animo a seguir a su propio corazón si eso es lo que sienten, siempre con una condición: que se comprometan, es decir, que lleguen hasta el fondo. Para llegar arriba de la montaña hay muchos caminos, la única obligación es coger uno y seguirlo hasta el final.
M.M.: ¿Y cómo se pueden diferenciar los buenos caminos espirituales, dentro la gran oferta espiritual con la que vivimos en esta época de New Age?
D.G.: Para mí hay una forma muy fácil de diferenciar: se trata de seguir las enseñanzas de personas que viven lo que explican, por un lado. Y personas que no te hagan dependiente de sus explicaciones, por otro. Yo con mis alumnos me niego a seguir enseñándoles más allá de un año. Una vez transcurrido, nos separamos; ellos ya tienen las herramientas y deben seguir buscando. Para mí esa es una demostración de respeto hacia la libertad, porque una de las cosas que más me preocupan son las personas que generan dependencia continuada a los demás porque no les dan herramientas. Y la segunda cosa terrible: personas que explican cosas que han leído pero que no viven. Huyamos de ambas.
M.M.: ¿En qué elemento confluye el trabajo que haces con una persona, una empresa o una organización?
D.G.: El punto de confluencia de personas, empresas y organizaciones es siempre la felicidad. ¿Qué está en el centro de las personas? La felicidad. En el de las empresas, la felicidad, es decir generar bienestar a través de la economía para que las personas seamos más felices. ¿Cuál es el objetivo central de las organizaciones?  La felicidad. Da igual que sea un ministerio: su objetivo es que las personas de un país sean felices. El objetivo de una empresa es que gracias a lo que produce, la gente sea feliz. Y el objetivo de las personas individuales es ser felices. No hay oposición entre empresas, personas y organizaciones, el centro es la felicidad. Yo me limito a esto, y hablo desde mi experiencia como sherpa espiritual, pero también como empresario, porque yo puedo explicar como tal cómo manejar organizaciones para que el objetivo sea la felicidad, y la consecuencia –que no el objetivo- sea la viabilidad económica.
M.M.: ¿O sea que es posible la espiritualidad en el mundo empresarial?
D.G.: Quiero decir que la espiritualidad es posible en todos y cada uno de los mundos. Y negar eso es no entender que la espiritualidad está siempre presente. Pensar que la divinidad va a estar sólo presente en un punto del mundo y no en el otro, es no entender que el mundo Es la divinidad.
M.M.: ¿Cómo se cambia entonces este paradigma social y empresarial donde lo que reina son los beneficios económicos “a pesar” de la felicidad de las personas?
D.G.: Yo creo que vamos muy bien, que estamos entendiendo que lo debemos cambiar. No reniego del dolor que estamos viviendo ahora. Es más, afirmo que sin este dolor no nos daríamos cuenta. Afirmo que ahora estamos mucho mejor que antes de la crisis. Que ahora nos damos cuenta de que es imprescindible poner en el centro la felicidad de las personas. Yo creo que estamos viviendo una crisis económica, una crisis política, una crisis de valores, porque en realidad lo que estamos haciendo es vivir un cambio del sistema. El dolor nos indica el camino, los errores nos ayudan. Tenemos que bendecirlos. ¿Y cómo se consigue ese cambio? Pues dándonos cuenta de que lo que estuvimos haciendo hasta ahora no nos lleva a ningún sitio de forma adecuada. Pero, por otra parte, al menos cuando yo hago cursos de “conciencia para empresas” hablamos de cómo el antiguo paradigma ya no funciona. Y a los que lo siguen, lo que les ocurre es que cada vez tienen resultados económicos peores. Por decirlo de alguna forma la economía está a favor de la nueva conciencia. Cuando cambias, la consecuencia es la riqueza, la abundancia. Si no cambias, la consecuencia es que sigues viviendo en la crisis.
M.M.: Se me hace difícil creer en un cambio de paradigma cuando veo cómo funcionan las grandes multinacionales y los gobiernos que ostentan el poder en el planeta
D.G.: Los cambios nunca van a ser colectivos. Los cambios siempre son individuales. Llegará un momento en que habrá suficientes cambios individuales y que el cambio se viva de forma colectiva. En este momento cuando hablamos de crisis, la crisis no existe. Hay algunas  personas que viven en crisis; hay algunas entidades que viven en crisis, pero hay muchas personas y muchas organizaciones que no viven en crisis. La pregunta es ¿por qué? Porque ya no viven en el mismo mundo que los demás. Aunque suene raro lo que estoy diciendo, en este mundo hay muchas realidades, no hay un mundo, hay muchos, pero todos están en este. En función de cómo tú estés viviendo, te corresponde una realidad o te corresponde otra, y esa ley de la correspondencia es infalible. Lo que ocurre es que mientras individualmente yo no haga el cambio me corresponde el otro mundo. Cuando individualmente hago el cambio, me uno a mucha gente que ya lo ha hecho, y ese cambio se convierte en colectivo. Pero tienes razón. El cambio es doloroso, y hay gente que se niega, hay gente que es clavo. ¿Y sabes lo que están pidiendo los clavos? Martillos.
M.M.: Se está produciendo en cambio a nivel social, traducido en nuevos emergentes políticos. Hay mucha bronca, se parece más a un cambio emocional que espiritual. ¿Cómo lo ves tú?
D.G.: Sí. Es cierto que tenemos en este momento unos cambios importantes a nivel social. Y creo que muchos de ellos van en la dirección adecuada. Sin embargo, para que fueran todavía en una dirección mucho más adecuada, más certeros, yo les daría un único consejo: que se basen en la ternura, en el Amor, en la no venganza, en querer apoyar en lugar de querer destruir. Es decir, no deberíamos mirar lo que no funciona sino empezar a decir lo que queremos que funcione. Debemos dejar de lado lo que es antiguo, para hacer crecer lo que es nuevo. A veces, en algunos grupos nuevos que están surgiendo ahora con mucha fuerza, hay un discurso de desprecio, de odio. Y yo creo que el desprecio y el odio forman parte de valores antiguos, y que para que estos grupos pudieran caminar con mucha más velocidad  deberían olvidar lo antiguo. Nada que se construya “en contra de algo” tendrá una vigencia larga en la historia. Lo que se construye a favor de las cosas, sí que lo tiene.
M.M.: ¿Algo más para terminar?
D.G.: Sí, una única cosa. No olvidemos nunca que la felicidad es posible aquí y ahora. Que el mensaje central de Buda era: “Ilumínate en esta vida”. Que el mensaje de Krishna era: “Alcanza en esta vida la liberación”. No olvidemos nunca que el mensaje de Cristo era: “el reino de los cielos ha llegado aquí y ahora. Convertíos”. Por lo tanto empecemos a mirar el trabajo interior como lo más fundamental de nuestra vida, sin esperar que suceda dentro de quinientos años o cuando nos muramos. Es ahora el momento de la iluminación.
Acerca de
Dice Daniel Gabarró Berbegal (Barcelona, 1964) que su oficio es inspirar, acompañar y transformar conscientemente a personas, empresas y organizaciones, y también aclara que algunas personas "me definen como Sherpa, ya que les muestro el camino y las acompaño durante el trayecto. En cualquier caso, camino al lado de las personas y organizaciones a las que ayudo".

Imparte cursos para personas interesadas en su crecimiento personal y despertar espiritual, en la línea de Antonio Blay y Anthony de Mello.

Profesionalmente, Daniel es empresario, escritor, conferenciante, formador, diplomado en dirección y organización de empresas, maestro, psicopedagogo, licenciado en humanidades, diplomado en dirección y organización de empresas, experto en PNL y ex profesor de la Universitat Ramon Llull y de la Universitat de Lleida.

Colabora habitualmente en diversos medios de comunicación como "L'ofici de viure" de Catalunya Ràdio, que ofrece herramientas emocionales para la vida diaria.

Ha publicado un rico material sobre temas diversos, como espiritualidad y empresa, técnicas de estudio, didáctica, evolución moral, igualdad y masculinidad, fracaso escolar, entre otros.
Sus trabajos, cursos, vídeos y libros, pueden consultarse gratuitamente en cualquiera de estos sitios: www.danielgabarro.comwww.campusdanielgabarro.com, o en su página para empresas www.valoresempresariales.com.
Mario Martínez
Es Periodista y Redactor de VerdeMenteTeraperuta de Yoga Tailandés de el Centro Mandala de Madrid

jueves, 9 de octubre de 2014

El cuadrante del éxito en la empresa: cómo hacerse inmune a la crisis


El éxito empresarial aparece inevitablemente cuando se dominan, a la vez, cuatro áreas concretas. Es lo que hemos denominado “El cuadrante del éxito en la empresa”.

A continuación le explicamos y desarrollamos estas 4 áreas, no obstante, también le invitamos a recibir esta información de forma ampliada a través del vídeo-curso “El cuadrante del éxito en la empresa”, en la plataforma CAMPUSDANIELGABARRO.com, haciendo click aquí.

PRIMER CUADRANTE: Dominar el interior del negocio (todo aquello que enseñan las escuelas de negocios).

El primer cuadrante requiere que todas las piezas que conforman el interior del negocio funcionen bien, de forma automática, perfectamente prevista. Cuando el negocio puede funcionar sin su presencia entonces hemos dominado el primer cuadrante. Si el negocio necesita de su presencia para funcionar, entonces no tenemos un negocio sino que somos propietarios de nuestro puesto de trabajo, tenemos un autoempleo. Dominar el primer cuadrante evita este error y facilita que el negocie funcione perfectamente sin nuestra presencia física constante.

Este primer cuadrante requiere tener por escrito un plan de empresa totalmente práctico. A menudo perdemos el tiempo en planes de empresa tan teóricos que nos son inútiles en el día a día.

Necesitamos planes de empresa breves, concisos y útiles. Si no podemos recordar nuestro plan de empresa quiere decir que no es posible seguirlo, que solamente es algo teórico e inútil. Por lo tanto, necesitamos un plan de acción lo bastante claro, breve y concreto como para tenerlo siempre en mente. Solamente así no nos desviaremos nunca de nuestro objetivo. Esto es evidente, pero muchísimas empresas no lo cumplen.

Los tres ejes claves del primer cuadrante son:
1.- La misión y la visión que motiva la empresa y la hace útil a la sociedad.
2.- La buena gestión de los equipos de personas implicadas.
3.- La automatización del proceso para tener un negocio en lugar de un autoempleo.

SEGUNDO CUADRANTE: El conocimiento profundo de la sociedad, sus cambios y sus características actuales.
Cuando la sociedad cambia, los negocios deben adaptarse o fracasarán. Actualmente vivimos una época de cambios intensos y muy rápidos, de manera que este cuadrante tiene una importancia muy superior a la que tenía hace apenas un decenio.
Es imprescindible adaptarse a los cambios cuando se producen. Muchos negocios mueren porque no saben adaptarse a los cambios sociales, especialmente ahora que estamos inmersos en un momento convulso de gran transformación y a gran velocidad. No estamos viviendo una crisis económica, sino que estamos delante de una verdadera transformación del sistema productivo: una nueva sociedad está naciendo y hay que saber entenderla. 

TERCER CUADRANTE: El liderazgo consciente, íntimamente vinculado con el autoconocimiento porque, si yo no me conozco a mí mismo/ no podré liderarme y, por lo tanto, tampoco podré liderar ningún proyecto.

Este tercer cuadrante es fundamental y, sin embargo, las formas de dominarlo no se enseñan, de momento, en ninguna universidad, ni escuela de negocios de forma sistemática. Pero si queremos dominar el exterior necesitamos dominar nuestra mente. Existe una relación directa entre el autoconocimiento y el éxito externo porque, cuanto más me conozco y me domino, más puedo conocer y dominar el exterior. Mientras yo no me lidere, no podré liderar nada externo y mi negocio pagará las consecuencias. Por lo tanto, dominar este tercer cuadrante es fundamental. Podemos hacerlo conociendo la topología de mente y abordando un trabajo voluntario de autoconocimiento. 

CUARTO CUADRANTE: Las leyes naturales, entender que la realidad no es mágica y obedece a unas causas, para investigar el origen profundo de dichas causas y asegurarnos el éxito.
Toda la realidad -y las relaciones entre las personas forman parte de la realidad- obedece a leyes que, al margen que se conozcan o se ignoren, la afectan y conforman. Es imprescindible conocer y dominar las leyes naturales y, en especial, las que tienen relación con las leyes psicológicas grupales y las leyes de las interacciones humanas para ir a su favor, en lugar de ir en su contra. Si, en nuestra aventura mercantil, ignoramos estas leyes y las rompemos, pagaremos las consecuencias inevitablemente. Conocer las leyes naturales e ir a su favor puede ser la diferencia entre una experiencia exitosa y un fracaso rotundo.

Le invitamos a profundizar en estas cuatro áreas, pues estamos convencidos de que el dominio de las mismas encaminará a su empresa o empresas al éxito empresarial inevitable, la hará inmune a la crisis. Puede hacerlo en la plataforma CAMPUSDANIELGABARRO.com

martes, 7 de octubre de 2014

Avispas, felicidad y vida cotidiana

¿Cómo vivir con felicidad los dolores de la vida? ¿Cómo darme cuenta que cualquier evento de mi vida es una llamada al despertar? ¿Cómo optar por la felicidad cuando el cuerpo nos duele o cuando nos suceden contratiempos? ¿Cómo dejar de confundir la verdad con lo que ha ocurrido? 

Y la pregunta fundamental: ¿Cómo puede todo lo anterior llevarnos a vivir felizmente cada día?


Actuar con fuerza y sin forzar

Mi tarea es ayudar a las personas a vivir con mayor conciencia y, como consecuencia, ser felices. Por eso escribo este artículo: para ilustrar como la vida cotidiana es una oportunidad continua para ello: para incrementar la conciencia y la felicidad.

Estoy de vacaciones. Mi última tarde. Paseo por la riera de Cambrils acercándome a la playa para dar un paseo de un par de horas. Voy con mi marido y mis suegros. El sol de septiembre es hermoso y calienta con fuerza pero sin forzar (pienso que, quizás, debería aprender de él: actuar con fuerza y sin forzar...). Boira, nuestro perro, corretea feliz bastante ajena a su artritis crónica. Llevo la correa de Boira atada a mi cintura para dejar libres las manos.

De repente, siento un aguijón de avispa clavándose en mi abdomen. Duele. Arde. Una avispa ha quedado atrapada, en un gesto involuntario, entre la correa y mi barriga. Ha decidido picarme. Su aguijón se ha clavado, decidido, en mi carne. ¡¡Duele!! ¡Caramba cómo arde!

Veo como la avispa marcha, creo que también herida. Me saco el aguijón. Duele, pero dejarlo dentro es peor. Me agacho para ponerme barro. Bendigo la tormenta de ayer: hay un charco a menos de dos metros. Me siento feliz por la lluvia torrencial de ayer. Me unto la herida de barro fresco, mientras siento el dolor como si tuviera en la picada un corazón palpitante.


Cotidianidad y crecimiento interior

Y ahora llego el núcleo de lo que quería explicaros:

Aunque ignoro el motivo por el que me he hecho correspondiente para que una avispa me picara, decido que el este evento no va a quitarme ni una pizca de mi paz y mi felicidad. Decido que voy a usar este evento para seguir trabajando mi conciencia y mi paz.

Miro con ternura hacia donde la avispa ha marchado volando a trancas y barrancas y le deseo lo mejor. Imagino que morirá con prontitud (creo que les ocurre eso tras picar) y le deseo que, si es el caso, se reencarne felizmente en lo que sea.

Decido que este evento no va a quitarme ni una pizca de felicidad. Dirijo mi atención al dolor en mi barriga y recuerdo que existe una medicina que trabaja, precisamente, con abejas y avispas. Las hacen picar en sitios concretos para estimular los meridianos a similitud de la acupuntura. Así que sonrío y me digo: ¡a ver si este es el meridiano que tenía que estimularse hoy!

La felicidad es una decisión. Ante cualquier evento podemos decidir pensar cosas positivas o negativas. Ambas son ciertas para quien las piensa. Pero el resultado es totalmente distinto.

Pensar que la picada de una avispa es, además de dolorosa, muy mala suerte es una opción. Pensar que, aparte del dolor, es una oportunidad para bendecir a la abeja y al cuerpo que usamos, es otra opción. Ambas son objetivamente ciertas.

Sería absurdo pensar cosas falsas, pero ambas opciones son objetivamente ciertas. Yo opto por las que no me quitan la paz interior y me llenan de amor.

Mi decisión es mantener únicamente en mi interior pensamientos que me ayuden a ser feliz. No deseo engañarme, ¡sería absurdo! Pero me niego a pensar cosas que me hagan desgraciado. ¡Todavía sería más absurdo! ¡Además de vivir una picada, dedicarme a pensar cosas que me hagan desgraciado! ¡Menudo absurdo! Reitero que la felicidad es una decisión. Así que me sonrío y mando amor a mi herida y a la avispa.

Al llegar a casa tras el paseo, la picada es una pequeñísima marca roja que solamente duele si la toco o si realizo algún movimiento concreto. Me sonrío de nuevo y le agradezco a mi cuerpo su sabiduría. Me niego a pensar otras cosas que, aunque también posibles, me llenarían de dolor.


Sobre la verdad y los hechos

Creo que muy a menudo confundimos la narración de los hechos que nos ocurren: he tenido un accidente, he perdido una oportunidad de negocio en mi empresa... con la verdad. Los eventos no son la verdad. Los hechos no son la verdad. Solo es una narración de lo ocurrido.

La verdad es algo más profundo que se encuentra tras los hechos. La verdad es que una avispa te puede ayudar a amar el cuerpo que usas recordándote que no lo eres. La verdad es que una avispa puede ayudarte a comprender que todos los seres nacemos y morimos. La verdad es que una avispa puede ayudarte a recordar que el propósito de nuestra vida es ser felices y no perder la paz interior... Los hechos son solamente anécdotas que pueden ayudarte, o no, a vivir la verdad. Pero confundir los hechos, lo que ha ocurrido, con la verdad es tan erróneo como confundir la tinta de este artículo con lo que realmente explica.

No sé si la reflexión os habrá sido de ayuda. Ya veis: un artículo sobre algo sencillo, porque la vida es sencilla y nos anima a ser felices siempre y en toda ocasión. La espiritualidad y la felicidad no es algo que encontraremos en el futuro, sino algo que ya da sentido ahora a todos y cada uno de los momentos de nuestra vida.

Antes de terminar con este artículo os quiero proponer un breve ejercicio:

1.- Cuando te ocurra un hecho, recuerda que el hecho no es la verdad en sí. Recuerda que el hecho solamente es un evento. La verdad del hecho es el significado profundo del mismo, el aprendizaje del mismo.

2.- Si has tomado la decisión de ser feliz, puedes bendecir todos los eventos como una forma de recordarte lo importante de la vida.

3.- Intenta buscar el profundo aprendizaje que puedes obtener de lo que te está pasando, sea lo que sea: un accidente, un abandono, una muerte, una enfermedad, una crisis económica, una traición...
Pregúntate: ¿qué me enseña de realmente útil para incrementar mi felicidad y mi paz interior?

4.- Decide pensar lo que te llena de paz y de amor. Niégate a pensar lo que te llene de dolor.

5.- Sabrás que lo que piensas es la verdad, cuando sientas libertad, paz y amor dentro de ti. Entoces   sabrás que piensas de forma correcta y entenderás dos frases muy mal comprendidas del evangelio: "la verdad os hará libres" y "buscad el reino de Dios y el resto se os dará por añadidura". Porque la verdad no es el evento en sí, sino el aprendizaje que me libera del dolor y el sufrimiento y me da felicidad. Y porque, en la verdad se halla el reino de Dios (y no en un cielo prometido futuro, sino en el aquí y ahora) y al vivir así, la cotidianidad todo toma sentido.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Diferenciarse, una de las claves de la visibilidad


Por poner un ejemplo sencillo de lo que entendemos por “visibilidad”, les hablaré de Uruguay, un pequeño país latinoamericano de tan sólo 3 millones de habitantes.

Sí, son sólo 3 millones de habitantes, menos que la ciudad de Madrid (3,2 millones), menos de la mitad que Cataluña (7,5 millones), y tan sólo son el 6,3% de la población total de España. De hecho, son el 0,04% de la población mundial.

Y sin embargo, el espacio mediático que ha ocupado Uruguay en el último año ha sido muy superior al 0,04% que le correspondía. Sí, todos y todas hemos oído hablar mucho de Uruguay últimamente, ha estado muy presente en los principales medios, españoles e internacionales. Periodistas de todos los rincones del mundo hacen cola para visitar el país y entrevistarse con su presidente, pero…

¿Por qué tiene de repente tanta repercusión internacional? No es un paraíso fiscal, como Luxemburgo o Suiza. No es una potencia económica. Tampoco ha sufrido catástrofes recientes, como Malasia con sus aerolíneas. Su equipo no ha ganado el mundial de fútbol, ni están inmersos en un conflicto… ¿Qué justifica tanto interés del público?

Porque actúa diferente a todos los demás. De repente, personas de todo el mundo lo observan, algunos con simple curiosidad, muchos con afinidad, otros con desacuerdo, o con desconfianza, incredulidad… ¡pero el mundo les mira!

Independientemente de la afinidad o no que se sienta con las fórmulas de gestionar un país, lo cierto es que dichas fórmulas son potencialmente novedosas, no sólo en Latinoamérica, sino a nivel mundial. La capacidad de innovar (con muy pocos medios), los sitúa en el mapa con mucho más peso del que objetivamente tienen.

¿Y qué repercusión tiene todo esto en el país? Más turismo, más conexiones, más aliados, más inversiones, más negocios, más futuro.

¿Qué repercusión podría tener para nuestra empresa que el público pusiera el foco en nosotros y nosotras porque les produce sorpresa nuestros productos y/o servicios? ¿O la forma de ofrecerlos? ¿O nuestras políticas de empresa? ¿O nuestra forma de tratar a los clientes? ¿O simplemente un pequeño detalle significativo?

A veces, con muy poco, podemos conseguir que mucha gente hable de nuestros productos, servicios, locales… atrayendo así la atención del público. Diferenciarnos de forma meditada y explícita es fundamental para crecer y tener éxito.

¿En qué son ustedes realmente diferentes?